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“El amor, madre, a la patria no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas; es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca” ― José Martí

sábado, 11 de enero de 2014

Lo Que Aprendí:

Honduras, si esta es la última vez que digo en voz alta tu nombre, quiero que sepan todos que te amé y aún lo hago, desde el día en que nací.
Las plantas que se posan en las rejas detrás de mi ventana, se agitan por la lluvia y el viento que corre, y me hacen pensar en la simpleza de tu belleza, y en que dejarte a ti, país querido, país de miles y a la vez de pocos, sería un error.
Honduras, con tu nombre marcado en mí, yo vivo. Soy un alma solitaria más que sólo puede soñar y desear poder dejar algo para ti, patria querida, país hermoso... Con tus playas me enseñaste que la belleza no es algo físico sino natural... Que cuando la soledad agobia y el frío arropa el alma, no hay que sentirse mal mientras se pueda apreciar, con tan sólo levantar la vista hacia el horizonte, en tu lontananza, esas montañas que dan el significado al paisaje y dejan un amor inconmensurable en el corazón, junto a una imagen que se graba en la mente, por siempre...



Me enseñaste que amar no significa desear sino apreciar lo que se obtiene... Honduras, me has enseñado que no importa quien sea yo o a qué haya venido al mundo, siempre y gracias a ti, patria mía, tengo un hermano al lado que me ayuda a levantarme y me acompaña con mucho gozo y alegría, mientras comemos baleadas en las buenas y en las malas, para después bailar al ritmo de la punta o la marimba y seguir deleitándonos con sonrisas y exquisitos platos típicos.
Gracias a ti, porque siempre tendré y con mucho orgullo, el derecho y el deber de representarte y si hoy fuera el último día de mi vida, te quiero dejar muy en claro que: eres más que el hogar de una familia entera que se une por un lazo fraternal al que titulamos pueblo catracho... Eres la simiente en mi alma, porque aquí nací, crecí y aquí seguiré aún cuando muera; porque a ti te debo esta vida que he vivido, las experiencias que he tenido y cada cosa que he aprendido. 
Gracias Honduras por acogerme con tus costumbres y enseñarme el valor de la verdadera cultura... Por enseñarme a vivir... Gracias por ser mi tierra.


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