No siempre he creído en el destino, incluso hay momentos en los que dudo sobre ello... No siempre he creido en la religión, ni en lo eterno, ni en lo real, y no siempre estuve segura de mis sueños, pero, la vida se trata de eso.
Hay que probar, hay que entender que fuera de lo que nos rodea hay más por ver, más por vivir, más por entender... He vivido, pienso yo que muy poco... Pero no me arrepiento de las dudas, de las experiencias, de las preguntas y respuestas que busqué a muchas cosas, y que sé seguiré buscando conforme vivo, porque dudar está bien, porque no es suficiente creer en lo que te dice la multitud, tienes que probarlo por tí mismo, vivirlo, saborearlo, entenderlo, ser parte de la prueba para poder aceptarla.
No es pecado querer descubrir la verdad en el mundo. ¿Pero en qué consiste la, tan valiosa, verdad? Yo no lo sé.
No sé en que consiste la verdad para tí, ni tu vecino lo sabe, ni tu mamá, ni tus tíos, ni jefes, ni siquiera el obispo o la reina... Porque para cada quien que sepa valerse por sí mismo, la verdad consistirá en hechos que hayan sido dudados, probados, pero sobre todo, personalmente vividos en carne propia.
¿A dónde quiero ir con esto?, al camino que conduces tú, no yo, porque es la perspectiva de cada uno la única fiel compañera en esta vida... Es los ojos, los oidos, el olfato, el tacto, incluso la intuición del alma, que más que dirigirnos, se dirige conforme nosotros avanzamos... Por cada paso, cada obstáculo, vencido o no, se va formando por dentro y haciéndonos quien somos hoy.
El significado de la vida, la respuesta a la constante intriga, la razón de la existencia... Lo que es real o no... Depende todo, de tu perspectiva.
Esa es la razón de la constante inspiración que viene cuando puedes mirar al cielo sin dudar de tí; cuando puedes dar una sonrisa al pasajero que te acompaña en el camino y decir: confío en que lo que haga hoy, llenará el vacío. Porque vamos por mundos, en mente o cuerpo, tratando de llenar la ilusión que nos brinda el alma, llenar el hueco que dejamos para el trofeo, ese que nos da la vida una vez llegamos a sentirnos capaces de darle un significado a la felicidad que sentimos, a nuestra existencia y a nuestro camino.
He nombrado este post en honor a uno de los más grandes emprendedores en la historia del mundo. Acabo de terminar de ver la película sobre su largo, lleno de pruebas, obstáculos, caminos, traiciones y triunfos, hacia al éxito. Y el final me ha sacado unas cuántas lágrimas... Resultado mezclado de emoción inspirada con una extraña sensación de júbilo; al escuchar como el genio detrás de Apple nos exhorta diciendo:
¨Esto es para los locos, los inadaptaos, los rebeldes, los alborotadores, aquéllos que no encajan; los que ven las cosas diferentes; para los que no les gustan las reglas y no respetan el status quo... Los puedes citar, no estar de acuerdo con ellos, glorificarlos o insultarlos; pero lo único que no puedes hacer es ignorarlos; porque cambian las cosas, empujan a la raza humana hacia delante, mientras algunos los ven como locos, nosotros vemos a genios, porque las personas que son tan locas y creen que pueden cambiar al mundo; son las que lo hacen.¨
Por eso anda, explora y cambia cuanto sea necesario, mientras transformes el mundo conforme te transformas a tí, estarás creando y no siguiendo, te estarás imponiendo a lo que el resto espera que hagas, para hacer lo que te apasiona; porque ¨la pasión es el motor de la humanidad¨ y no es pecado buscar la propia felicidad.
¡Nos vemos pronto!
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